La butaca, los pitos del Pepón y ‘hacer el comercio’

Con una sonrisa y en la gorra en la mano. Con la gracia del que está bañado en sal. Con la elegancia y el saber estar. Con todo lo que quiera y más, se ha despedido José Helmo Cesio, conocido popularmente como el Pepón de Cai. Chirigotero que a la edad de 80 años ha puesto fin a sus días, pero que se recordado en la historia del Carnaval de Cádiz.

En una año en el que las pérdidas se están sucediendo lamentablemente, el mundo del carnaval llora una pérdida más. Si bien en los últimos años no ha tenido la participación en el Concurso que le hubiera gustado, sí forma parte de los grandes de la fiesta. Bien como chirigotero, como director de agrupaciones, bien como artesano de pitos de carnaval, tenía un taller en su propia casa, bien como aficionado.

Y es que antes que existiera internet y las grandes colas en un lado u otro de Cádiz para conseguir una entrada, Pepón tenía su butaca asignada en la fila delantera. Desde ahí animaba a todas las agrupaciones y era un fijo cuando no le tocaba estar delante del respetable.

Como chirigotero ha participado en agrupaciones como ‘Chochitos y cotufas’, ‘Las malas lenguas’ o ‘Los embajadores del bajonazo’; y ya más veterano con su ‘chirigota de los viejos’ como ‘Viejos con glamour’ o su última participación ‘La voltereta a España en 80 días’.

Hace unos años dentro del programa El Pasacalles de Carnaval, Mario del Valle le hacía una entrevista en su propio taller. Allí, entre pitos y coplas de carnaval contaba anécdotas de sus vivencias como carnavalero, destacando una muy especial (VER VÍDEO).

Con el arte que le caracterizaba, Pepón narraba que un día tenía a su grupo sin cantar y «sin un duro». Citó a la gente por la tarde y se pusieron a «hacer el comercio». Esto no era más que coger el bombo y la caja y hacer pasacalles por todos los comercios de una calle, entrando en los establecimientos y no salir de ellos hasta que el dueño se «descalichara», expresión que significa soltar dinero. Una vez que esto ocurría se iban a otro comercio, hasta que llegada la noche contaron el dinero «y nos llevamos 12.000 pesetas sin cantar una sola copla».

José Helmo, además, era abuelo de Selu Helmo, cámara y gran aficionado a la fiesta que desapareció hace unos años.

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