Pausado, tranquilo, con la humildad propia de una dinastía de amantes de Cádiz. Así se muestra Francisco Javier Villegas Mejías, más conocido como Paco Villegas, recordando un pasado que se fue cual barquito de papel, donde logró irrumpir con la idea de una España nueva, enfrascándose en la batalla de coplas cual soldaditos de Cádiz, “para bien o mal”. Hoy, apartado del Carnaval como autor –o como letrista, como él mismo indica- hace un recorrido por sus vivencias y por lo que supuso aquellos años donde sus comparsas alcanzaron un notable éxito entre los aficionados.
-Ahora vive una vida carnavalesca tranquila ¿igual que sus comparsas?
En aquella época las comparsas tenían hechuras de comparsas, la mano hacia delante y cantando con genio y para poder llegar a alguna parte con los autores que había, tenía que hacer algo diferente. Así se ocurrió la presentación de ‘España la Nueva’ con las manos en los bolsillos.
-Y de repente su ópera prima, ‘España la Nueva’. ¿Cómo surge esta comparsa?
Los grandes autores decidieron en 1987 no salir al año siguiente, tras un movimiento solidario entre ellos. Mi padre le dijo al grupo que él no salía, pero que yo sí escribiría la comparsa. Cuando llegué al primer ensayo del grupo de mi padre había cuatro personas. No es lo mismo que te escriba Enrique Villegas, que un desconocido y encima chirigotero. Norberto Iglesias, que se quedó, se dedicó a formar un grupo nuevo, con gente joven como Ramoni, Cristóbal, Sema, Reina y otros veteranos como el Tojo.
Como no soy autor de carnaval, sino letrista, necesitábamos a un músico y hablamos con José Luis Bustelo. Se hizo un grupo con gente que cantaba muy bien y Norberto supo afinarlo a la perfección y que se vocalizara todo muy bien.
-Algunos hablan de que esa comparsa pasó a la final porque no estaban los grandes autores ¿qué opina al respecto?
Si no hubieran faltado los grandes, ni hubiera escrito. Fue casualidad. Sin embargo, ya después la gente nos esperaba y llegamos con ‘Soldaditos’ muy fuertes, convirtiéndose en referente.
-Y en 1989 cambia el registro, fantasía y defensa de lo gaditano…
‘España la Nueva’ era política, exterior y abierta, pero ‘Soldaditos’ era localista, popular y muy gaditana. Si cogemos el popurrí, sus cuartetas una es al levante, a la explosión de 1947, etc. El tipo significaba que cada gaditano era un soldado que defiende lo suyo. Creo que fue una comparsa que marcó época y todavía me dice la gente que es el mejor popurrí de la historia, quizás porque era muy local.
-De hecho el Martínez Ares ha reconocido que fue un punto de inflexión para él.
Martínez Ares es muy inteligente. Cuando empezó hacía un tipo de comparsa más clásica, pero tenía una gran capacidad y a la vez que iba haciendo agrupaciones iba estudiando e iba buscando su sitio. Al final lo encontró con un gran grupo. Él me comentó que cuando vio a ´Soldaditos’ se dio cuenta de que podía escribir como a él le gustaba.
-¿Abrió la caja de pandora de su propio rival de entonces?
En aquella época la competencia se entendía de otra manera. Otro tipo de competencia. Pero recuerdo cuando hice el pasodoble del Papa en ‘La Señora’, a los dos años lo escribió él y, aunque me decían que yo había hecho ya el pasodoble, contestaba que no era igual, que él había visto el tema y lo hizo a su manera. Igual que me inspiré para hacer Soldaditos en Robot, él se puede inspirar igualmente en otra. Sin embargo ahí está el pasodoble, la trascendencia que ha tenido.
-¿Con qué parte se queda de la comparsa ‘Los Soldaditos’?
Considero que ‘Soldaditos’ era una comparsa muy cuadrada. El tema, el tipo, las ideas, estaba pensado para que cerrara el círculo y por eso quedó para siempre. Un repertorio desde los pasodobles del andaluz o el estribillo, el piropo etc. El estribillo era un pasodoble de Bustelo que trajo como música y no se quedó, saliendo del trío el estribillo. Hoy por hoy lo escucho y me quedo asombrado de que saliera tan redondo. Y sí, me quedo con el popurrí.
-Pero el primer premio quedó lejos, la comparsa quedó tercera…
Los Villegas lo tenemos muy asumido, desde mi padre que fue muy perjudicado. El jurado son cinco personas y tienen unos gustos, pero al final lo que sacas es la reacción de un público general, no sólo en el teatro. Son unas vivencias que te hacen pensar en cómo tanta gente estaba a favor de nosotros en esos dos años.
Que no me dieran el primero no me cogió por sorpresa, aunque en el Jurado Diario éramos primeros con una ventaja brutal. De hecho fuimos primeros en todos los concursos de la calle y las peñas. Pero los Villegas lo tenemos asumido, a mi padre le dijeron después de once años de llevar ‘Los Beatles de Cádiz’ por toda España, “Enrique, no te vas a llevar un primer premio nunca en Cádiz”. Y no se lo llevó.
-¿Enrique Villegas también le dejó esa herencia?
Hay que saber tener un público que vaya al teatro y amigos en el jurado. Y ni yo ni padre los hemos sabido tener. Nuestro público es muy general y no de lo que suelen ir al teatro, pero al final el jurado son cinco personas, deciden y el público también. Y después estás tú mismo, que sabes lo que ha hecho, si estás satisfecho o no.
-Después de un año sin salir aparece ‘La Señora’, una comparsa dura y potente…
Un grupo con Fali Mosquera, diferente a lo que estaba acostumbrado, con mucha más fuerza y garra. En aquella época el tema de la droga era muy actual, con el repertorio sí estaba muy satisfecho. Incluso íbamos a pueblos donde madres de drogodependientes nos pedían que volvieran.
-Vuelve con Norberto y vuelve la comparsa elegante…
No considero que fueran elegante, sino diferente. La personalidad del director o afinador siempre se va a notar en las agrupaciones.
-¿Con ’Barco de papel’ buscó algo similar a ‘Soldaditos’?
‘Soldaditos’ tenía los pies en la tierra y ‘Barco de papel’ lo tenía en el mar. En este caso era una fantasía pero tenía más que ver con algo más marinero. Me acuerdo de la primera cuarteta de popurrí que hablaba de los domingos de palomas, que son los recuerdos de cuando eres pequeño y tus padres te llevan a una plaza que está llena de palomas. Cuando hacemos carnaval, sacamos nuestros recuerdos, nuestras vivencias. Aunque seamos autores, poetas o letristas…
-A efectos prácticos como creador de una obra es el autor…
Sí, puede ser tuya la idea, los temas, pero no la música. Un autor es el que hace letra y música, pero el letrista es el que escribe y no tiene por qué ser dueño de la idea, aunque en mi caso sí era así. Siempre he dependido de un músico, que hacía el pasodoble. Tenía pequeños conocimientos de engarces y hacía yo entero el popurrí. De hecho era lo primero que hacía.
Un letrista es Joaquín Quiñones. Un hombre que le gusta mucho el carnaval, sabe lo que quiere decir, lo dice muy bien, pero necesita de un músico. Un autor puede ser Enrique Villegas, que hace música y letra; y un poeta pueden ser Paco Alba o Pedro Romero, o Tino Tovar. Tino es seguramente uno de los autores más completos, las músicas son maravillosas y tiene una sensibilidad tremenda, además de crítica y valiente a la hora de decir las cosas.
Juan Carlos es genio y figura. Genial algunas veces, me gustan menos los cuplés cuando se pone borde. Martín es muy localista, utiliza más la pasión de los suyos. Martínez Ares era un camaleón porque se fue haciendo y aprendiendo hasta que se cogió el sitio, pero nunca un cobarde.
-Martínez Ares ha vuelto. ¿Habrá viento en la carita para Paco Villegas?
No creo que le dé a Paco Villegas ningún viento nada más que el levante. Pero sí tengo una ilusión que es si se diera la posibilidad, hubiera un grupo bueno para competir –porque hoy en día es así- me gustaría escribir con Antonio Serrano, ‘el Canijo’ con el que tengo una idea muy bonita. Si se diera el caso, sería algo de un año y me volvería para mi casa. Más que un viento es una ilusión de rematar un faena, de algunas cosas que se me han quedado en el tintero.
Cuando llegué al primer ensayo de España la Nueva, sólo había cuatro componentes del grupo de mi padre del año anterior”
-¿Tuvo injerencias su padre en sus comparsa?
Mi padre hizo el pasodoble de ‘La Señora’ y la letra de medida “En un hueco de escaleras”, entre otras agrupaciones posteriores. Pero en ‘España la Nueva’ no fue ni a un ensayo. Él no quería influir para nada, de hecho la primera vez la escuchó por la radio y ya después me llamó y me reconoció que no se esperaba que estuviera tan bien. “Yo sabía que podía confiar en ti, pero te has pasado”, me dijo.
Él de alguna manera influyó porque todo lo que he mamado lo he hecho en casa. Como por ejemplo el hecho de ir con dignidad con los grupos en todas partes, decir las cosas medidas para molestar al menor número de personas posibles. Así como hacer repertorios que nos dé valor a los gaditanos. Hoy se habla de corrupción, de maltrato, de la política, pero antes se hablaba también de las cosas buenas que tenía Cádiz. Nos estamos ‘lacrimoneando’ demasiado y nos falta la alegría de Cádiz.
Entrevista realizada por Luis Rossi y publicado en la revista ‘El Pasacalles de Carnaval’ (Depósito legal CA14-2017) Todos los derechos reservados (c)