Dicen que el tiempo es el encargado de colocar en los estantes de la historia a las personas, acontecimientos u obras. Este no es el caso de una de las obras que nada más estrenarse ya mostró sus claras aspiraciones no para ser un premio, sino para ser recordada por la historia durante años en el Carnaval de Cádiz. ‘El que la lleva la entiende’ era una chirigota que trascendió no sólo por su repertorio, sino por todo lo que vino después.
Festivales, espectáculos televisivos, sintonías, grabaciones… toda una amalgama de oportunidades demostrando que el carnaval trasciende más allá de un concurso o de febrero. No se podría entender esta historia sin los antecedentes de la chirigota ‘surrealista’ y teniendo como referente a ‘Los Escarabajos Trillizos’ de Enrique Villegas y su gira de más de diez años con ‘Los Beatles de Cádiz’. Comienza una retrospectiva, para intentar comprender las claves de aquel fenómeno de ‘Los Borrachos’.
A principios de los 80, ya se había estrenado en España ‘La vida de Brian’, con el hilarante humor de Monty Python’s. En 1986 el conjunto de instrumentos informales Les Luthiers estrenaba en escena su espectáculo ‘Humor dulce hogar’, ya su fama era reconocida y su humor había trascendido a este lado del charco. En Cádiz, ‘Las Momias de Güete pa jugá los niños’ daban el ‘sorpasso’ con una agrupación también de las históricas que venía precedida de ‘Los Indiotas’, repertorio con claras influencias ‘lutherianas’. La Final ese año no contó con ‘Los Cubatas’ y sí con la polémica del año en el mundo cofrade, ‘Los tontos de capirote’.
Por aquellos años, Miguel Ángel García Cossío y José Guerrero Roldán, compañeros en el instituto de San Severiano, encienden la mecha del tipo de chirigota surrealista, medio callejera, con ‘Los ordeñadores personales’. Una chirigota de amigos con calidad “dispersa” que encontraría continuidad en 1989. Antes, en 1987, con la incorporación de ‘Yuyu’ y Erasmo Ureba nacería junto a Javier Osuna, ‘La dictadura postiza’ que, aunque llevaba la misma línea satírica del año anterior, no conseguiría alcanzar la final.
En ‘Los ordeñadores’, Miguel Ángel García Cossío hacía sus primeros pinitos como compositor compaginando con su puesto de guitarra en las míticas agrupaciones de Antonio Martín, tales como ‘Entre Rejas’ o ‘A fuego vivo’. Comparsas que competían directamente con su hermano, José Luis García Cossío, siendo éste el que le enseñó el arte de tocar las seis cuerdas.
Por aquellos entonces, Selu, era un puntal de las comparsas de Enrique Villegas y conocía las formas y maneras del autor onubense, no sólo en la forma simpática de escribir o meterse en el tipo e interpretarlo, sino en la transcendencia que tenía el Carnaval más allá de febrero. El cuarteto de Rota y su humor, denominado inteligente, venía a ser otra de las infl uencias para éstos carnavaleros incipientes.
En 1988, Erasmo Ubera saca ‘Los gnomos metíos en manteca’, chirigota de corte clásico, que no era del gusto del autor. Ese año ‘Los combois d’a pejeta’ dieron el pelotazo, con un tipo histórico y con una sucesión de cuartetas también con cierto corte surrealista. Ya en verano, parte del grupo de Erasmo, junto a gente como Enrique Martín, Quique ‘el Largo’, deciden hacer una chirigota más absurda.
Los virus de las ‘papitas aliñás’
Al propio Quique se le ocurre la idea del tipo y el nombre de ‘Los sanmolontropos verdes’.
Selu realizó la música del pasodoble, que ya había dejado la mítica comparsa de Villegas y ensayaba con ‘Raza maldita’ de José Manuel Prada, Aurelio del Real y la dirección de Fali Mosquera, comparsa clásica, heredera de ‘Con Gancho’ y ‘Caña y mimbre’. De pronto llegó la puesta de largo con un Teatro Andalucía medio vacío, pero con una expectación tras escuchar la presentación, versionando el tango de ‘Los duros antiguos’, pero de Soria. Parte del trío de Rota, que acudía como comentaristas en un medio empezaron a aplaudir y captaron rápidamente el concepto, no en vano, era su estilo de humor. El espectáculo de ‘Los sanmolontropos’ gustó a un sector más joven de los aficionados por su carácter desenfadado, de disparate, de popurrí sin filtros y de pasodobles esperpénticos. Y alguna queja, como el caso de la ‘catea al cámara’ que seguía a pie de escenario a las agrupaciones.
El repertorio fue premiado con una fi nal y un tercer puesto. Daba así comienzo la chirigota surrealista, en un concurso donde se premiaba a la chirigota clásica, pura y viñera del ‘Carapalo’, Santander ‘Petra’ y cía, ‘El crimen del mes de mayo’. Según el propio Erasmo, la chirigota rechazó muchos contratos durante la semana de Carnaval puesto que estaba pensada para eso, para el Carnaval. No así posteriormente que actuaron en muchos lugares. En esta chirigota, aportaron letras la cooperativa formada por Yuyu, Quique el Largo, José María Acosta, más conocido como ‘el niño de Malet’, el propio Erasmo y hasta Javier Osuna que hizo parte del estribillo.
Aquí dejamos una parte de este artículo escrito por Luis Rossi y publicado en la revista ‘El Pasacalles de Carnaval’ (Depósito legal CA14-2017) Todos los derechos reservados (c)
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